(Foto del sitio: http://lavidapasioninutil.blogspot.com)
En el momento menos indicado, cuando ya casi te he olvidado, la vida se ensaña conmigo y me pone tu nombre justo en frente. Ya sé, no tiene la culpa el pobre hombre que me preguntó por vos. Él no debe tener ni idea de la clase de persona que sos.
Sin embargo, el problema no radica en el interrogante, ni en el señor que no sabe de tu pasado. El dilema está en esos tres segundos después en el que no sé qué contestar. Y en los diez seguidos en los que me muero por preguntarle qué sabe de vos, de dónde te conoce y si tiene alguna novedad tuya.
MAL, MUY MAL LO MÍO.