miércoles, 27 de mayo de 2009
Es como una pequeña nube blanca que se antepone a mis ojos. Es una bruma que no me deja ver más allá. Y aparece y desaparece como se le da la gana. No le tengo miedo, porque de pronto me acostumbro a perder la nitidez de mi visibilidad. Creo que todos lo hacemos un poco. No solemos observar con mucha atención, excepto que sea para criticar. Lo importante es que esa especie de anteojo virtual me aleja a unos cien pasos de la realidad. O tal vez a tres. Pero es suficiente para no percibir lo que verdaderamente está pasando.
0 Comments:
Subscribe to:
Enviar comentarios (Atom)
