
Se cansó de esperar. Dijo “este es mi punto final”. No me quedaré sentada en esta silla hasta que él decida regresar. Comenzaré a andar, disfrutaré de cada momento del día. Oiré los pájaros cantar y veré una película los viernes por la noche. Percibiré los aromas de aquellos sitios que visite. Conoceré a miles de personas, y entre ellas, buscaré mi compañero para tan largo viaje. Todo eso lo tengo claro. Esperaré viviendo, no viviré esperando. La puerta sigue entreabierta.